Ha tomado por sorpresa a la humanidad lo que venía sucediendo desde finales del 2019 en Asia y que para principios de 2020 se propaga hasta Occidente como un evento sin precedentes, por su complejidad y características: EL COVID-19. Virus que posee particularidades que lo hacen supremamente contagioso, engañoso, desapercibido a veces, pero con consecuencias fatales para aquellos que no toleran el ataque del mismo.
Esta situación ha generado mucha incertidumbre desde todo punto de vista, ya que, a partir de la confinación masiva de personas, aislamiento social, cierre de una gran cantidad de negocios, escuelas, universidades y múltiples actividades comerciales, nos dejan como tarea, la evaluación de la nueva dimensión del hombre en sus relaciones socio culturales y económicas en un futuro próximo.
Para el INSTITUTO PANAMENO DE ARQUITECTURA Y URBANISMO (IPAUR), arquitectos y urbanistas preocupados por nuestras ciudades, sus áreas rurales y de producción, nos surgen una gran cantidad de preguntas relacionadas con nuestra realidad inmediata.
Sería casi imposible prepararse al 100% en todos los aspectos de vida en sociedad para situaciones extremas o desconocidas, no obstante, y ante la realidad que nos ocupa, surgen algunas inquietudes válidas y oportunas tales como: ¿estamos preparando a nuestras ciudades y comunidades para eventos extremos con sistemas urbanos, equipamientos e infraestructuras en general, diseñados para atender y soportar las cargas y demandas de los servicios que podrían requerirse? ¿Hasta qué punto las infraestructuras de salud pública están adecuadas y preparadas para situaciones extremas como las del Covid-19 o similares? ¿Con que niveles de respuesta están nuestras áreas de producción de alimentos con capacidad de garantizar la seguridad alimentaria del país? ¿Estarán los sistemas de seguridad estructurados cabalmente para atender estas emergencias? En fin... una gran cantidad de inquietudes surgen ante estos eventos inesperados donde no solo un virus puede ser la amenaza.
En el ámbito de lo urbano, es importante considerar una serie de situaciones que podrían ser relevantes en caso de darse un evento que trastoque el orden y la seguridad de la población. Hoy en día, además del ataque despiadado de un virus, podríamos vernos afectados por los embates de catástrofes o desastres medio ambientales relacionadas con terremotos, inundaciones, huracanes, ciclones, etc. Además de fuertes sequias, escasez de agua para la población, para nuestro canal, la producción agropecuaria y energética, entre otras cosas. En fin, una grancantidad de eventos y situaciones de emergencia podrían considerarse, con la obligada necesidad de poner atención mediante la incorporación de acciones concretas.
Para tales efectos, es importante medir la capacidad de respuesta o resiliencia, concepto conocido por todos y que pudiese aplicarse en múltiples circunstancias. La resiliencia, no es más que la capacidad que pueda tener la sociedad para afrontar cualquier calamidad, ya sea producto de desastres naturales o inclusive, como este caso de orden sanitario, donde las políticas, estrategias, planes y acciones concretas, mitiguen los efectos que se produzcan y se garantice la supervivencia, así como la reconstrucción social y económica de la población afectada.
La gestión del riesgo y el cambio climático se vienen trabajando en colaboración con el Banco Mundial y el BID desde el año 2011; y para el año 2012 se suscriben convenios con el Banco Mundial sobre una Política en Manejo de Riesgo de Desastres, asumiéndose compromisos que son incorporados en los criterios de la planeación y ordenación del territorio desde el nivel nacional hasta el local. Esto nos obliga como país a encaminar y redoblar esfuerzos para cumplir con esos compromisos y disposiciones, donde la inclusión de los criterios sobre Resiliencia cobra relevancia e importancia suprema y lograr con ello la concertación de una estrategia de desarrollo sostenible.
Ha quedado en evidencia la importancia de atender con urgencia nuestro sistema sanitario de manera integral en sus diversos componentes, así como sus infraestructuras, equipamientos y recursos humanos. Hemos sido testigo de la fragilidad del sistema sanitario y lo limitado del mismo. En ese sentido, las autoridades deberán dar suprema atención a la culminación de una serie de proyectos hospitalarios que imperdonablemente no han sido terminados entre ellos: la ciudad hospitalaria, la terminación de varios hospitales y centros de salud ubicados en diferentes áreas del país, así como también la necesaria reparación y adecuación de una serie de infraestructuras de salud existentes, la expansión y modernización del Instituto Gorgas, la construcción de la nueva facultad de medicina, además de revisar las infraestructuras educativas para la formación de enfermeras, técnicos y todo tipo de personal relacionados con la salud. En definitiva, es urgente, una reingeniería de todo el Sistema Nacional de Salud.
Independientemente de que Panamá cuente hoy con un Plan Maestro del Agro 2017-2024, realizado con el apoyo de diferentes organismos internacionales y nacionales, que han permitido la consecución de fondos para inversión en el sector, se hace imperativo evaluar con urgencia la verdadera realidad del sector agropecuario en relación a su plan estratégico de desarrollo y todo lo relacionado con financiamiento, capacitación, desarrollo tecnológico e investigación para garantizar la seguridad alimentaria de nuestra población y su capacidad de resiliencia ante cualquier situación de emergencia nacional o mundial.
El Estado deberá poner atención al tema del agua como fuente de vida para la población, para uso y operación del Canal de Panamá, para la producción agropecuaria, así como para la producción energética sin perjudicar el medio ambiente. Esto requerirá de la revisión y seguimiento del plan de seguridad hídrica 2016-2050, su gestión administrativa y sus instrumentos de actuación, recursos y financiamiento, para que las metas trazadas se cumplan en los tiempos estipulados. De igual manera las políticas y planes de inversión para la generación de energía eléctrica tendrán que ser evaluados en el contexto de la matriz energética para garantizar a corto, mediano y largo plazo el uso de energías limpias, que garanticen las demandas que generan el crecimiento urbano para las diferentes actividades económicas del país.
Cobra importancia notoria la atención y conservación del medio ambiente así como todo lo relacionado a los recursos naturales, de manera particular al sistema de bosques, parques naturales, ríos, cuencas hidrográficas y recursos marinos en todo el país.
Todos estos aspectos deben ser parte integral de un proyecto Nacional de Ordenamiento Territorial. Mucho se ha adelantado al respecto desde el año 2011. Hoy contamos con una base para la puesta en marcha de la Política Nacional de Ordenamiento del Territorio, junto con instrumentos importantes tales como: borrador de Proyecto de Ley de Ordenamiento Territorial y la actualización del Plan Metropolitano amparado en su correspondiente Decreto Ejecutivo. Ambos son referentes para la asignación de prioridades de inversión y asignación de recursos. Queda además claramente establecido en ellos, la necesidad de la creación de la unidad gestora y de seguimiento de esta Política Nacional, que garantice los resultados mediante la adecuada coordinación institucional; la cual podría ser un organismo adscrito al MEF a nivel de Vice Ministerio, o bien podría convertirse en un Supra Ministerio dictando con claridad las políticas de inversión del Estado. Esto vendría a ser el esperado Instituto de Planificación Nacional considerado como un proyecto del actual gobierno.
EL INSTITUTO PANAMENO DE ARQUITECTURA Y URBANISMO (IPAUR), consciente del momento difícil que atravesamos, hace un llamado al país para que afrontemos entre todos, los cambios transcendentales que como sociedad necesitamos desde todo punto de vista; lo cual nos obliga a reflexionar, Sociedad y Estado sobre como racionalizar los recursos adecuadamente, quedando claro que el bien común, lo público, nuestros centros urbanos, la sociedad como un todo, es una sola. Por ello, la importancia de la planificación integral del territorio para generar un desarrollo sostenible justo, equitativo y seguro para las actuales y futuras generaciones.
Arq. Jaime Ventura Cervera Presidente del IPAUR -13-2-2020
INSTITUTO PANAMEÑO DE ARQUITECTURA Y URBANISMO